LA SALSA TABASCO: UNA HISTORIA APASIONANTE.

por chamlaty

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Porque a casi todo le quiere poner de esta salsa…

Quien no ha soñado con la vida tranquila y emocionante que se vivía hace un siglo en Luisiana, la antigua colonia francesa a orillas del Mississippí y con las intrigas de su capital, Nueva Orleans, la reina del golfo de México? Pues precisamente allí, a caballo entre México y Nueva Orleans es dónde comienza la historia de la salsa TABASCO.

En 1848, un soldado americano lleva como regalo a su amigo Edmund McIlhenny unos pimientillos de extraordinario sabor que cultivaban y comían los indios mexicanos. Entusiasmado con la fuerza y las posibilidades del regalo, plantó la semilla en la isla de Avery, un paraíso en el centro de la Luisiana, de clima húmedo y semejante al de la tierra mexicana de origen. Cuando al final de la Guerra de Secesión americana, Edmund McIlhenny, que se había visto obligado a abandonar la isla con su familia, volvío a Avery, la encontró casi cubierta de plantas de pimientos en flor. Para poder disfrutar de ellos todo el año, se le ocurrió preparar una salsa de sabor concentrado que sirviera para aromatizar cualquier plato. Sus amigos la probaron y pronto se empezó a hablar en todo el estado de la «maravillosa salsa de Mr. McIlhenny». Pero la cosa no quedó ahí. La fama de los platos aderezados con esta maravillosa salsa pasaron de Estado en Estado hasta conquistar los paladares más exigentes de los EEUU y del mundo entero. Hoy es el condimento imprescindible en muchas recetas de los cinco continentes, y sigue siendo una empresa familiar, dirigida por la quinta generación de los McIlhenny.

SE NECESITABA UN NOMBRE

Se pensó en muchos, pero se eligió uno caprichoso y atractivo: «TABASCO», palabra india que significa «lugar donde la tierra es húmeda» y que describe maravillosamente la pequeña área donde se cosechan los pimientillos.

UN SECRETO A VOCES

La fórmula de la salsa TABASCO® es muy sencilla, pero tiene un secreto: la excelente calidad de los pimientillos de la isla. La elaboración empieza con la recolección de los frutos, eligiendo sólo los que están en pleno punto de maduración, cuando su coloración alcanza el rojo escarlata y su pulpa resulta sabrosa como los rayos del sol de Louisiana. Cuando se han seleccionado sólo los que están perfectamente maduros y sanos, hay que molerlos y macerarlos en su propio jugo. Para ello se emplean barriles hechos con madera de encina de la isla de Avery, donde el preciado polvo se cubre de una capa de salgemma de las minas de la propia isla, que permite la salida de los vapores de la fermentación, pero que impide la entrada del aire en el barril.

EL ARTE DE LA CRIANZA

Como el buen vino, la salsa TABASCO® es la única salsa que necesita permanecer durante tres largos años en barrica. No hay forma de acortar el tiempo. Los aromas sutiles que forman su encanto exigen reposo y cuidados precisos. Pasado el periodo de crianza, los barriles se abren y el contenido se mezcla con vinagre de vino de la mejor calidad y a continuación se procede a filtrar la mezcla. Y nada más, así de fácil se hace la salsa TABASCO®. Llegados a este punto se embotella y se envía a todas partes del mundo.

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