Cuenta la historia de un hombre que, atrasado para viajar, llegó a una estación de ferrocarril y saltó al primer tren disponible.
Cansado se quedo dormido un rato y luego al despertar vio que el tren corría a toda velocidad hacia un destino que no lograba reconocer. Comenzó a preguntar hacía donde se dirigía el tren, quejándose, llorando y finalmente gritando. Él exigió detener el tren para dejarle bajar. Se alteró más, la mayoría de los pasajeros misteriosamente en silencio veían extrañados el comportamiento del pasajero.
Finalmente un anciano le dijo: «No sabe usted, que el tren tiene un solo destino, las profundidades del océano del cual nadie regresa»
Una vez que hemos nacido, nuestro destino final es la muerte, el océano profundo. ¿Por qué inquietarse y preocuparse? Todo lo que podemos hacer es usar nuestro tiempo sobre la tierra para desarrollar la mente BHODI, buscando la iluminación para nosotros y otros.
PARÁBOLAS BUDISTAS.
