Las GUACAMAYAS #león #guanajuato

por chamlaty

guaca

Un platillo típico de la ciudad de León, Guanajuato, México por excelencia es sin duda la deliciosa y colorida Guacamaya.

Es una tradición para los leoneses comerse un bolillo  relleno con duro o chicharrón de puerco, que es la piel de cerdo dorada en manteca dentro de cazos de cobre, acompañado de cueritos encurtidos, salsa, limón y sal.

Ya sea como botana, un entremes o entrecomidas por la mañana se antoja mucho para “matar el hambre” saborear una rica Guacamaya.

Por las calles de León, Guanajuato es común ver  ”carritos de guacamayas”  – triciclos – que son acondicionados con una vitrina donde se guardan las hojas de duro de chicharrón y los bolillos, así como un bote con salsa. Otros vendedores llevan todo en una caja de cartón colgada al cuello u hombro o en una canasta que suben a unas patas de madera que se abren como una tijera.

Es común disfrutar la Guacamaya con una refrescante Cebadina (bebida de cebada, tamarindo y jamaica), la bebida típica de León, Guanajuato, o una agua de Lima.

Hay algunas variantes, como La Guacamaya con aguacate, la puedes pedir “Acuática“, “Con Viagra“, que lleva un pedazo de duro enroscado clavado en medio de la torta, “La Bautizada” que lleva salsa de puro chile de árbol, también las hay con un taquito dorado de “aire”, de picadillo o de requesón en medio.

Diversidad de historias sobre el surgimiento de las “guacamayas”, aquí unas;

Don Paco Ornelas taxista leonés de la tercera edad, nos cuenta cómo es que nacieron las guacamayas.

Comenta que allá por el año de 1952 o quizá, 1953, él era un jovencito que se juntaba con sus amigos para «echarle» (simplificación del término «echar o tomar vino»). Se reunían por las tardes en la esquina de las calles Centenario y Luis Bravo, allí por donde se dividen el barrio de San Juan de Dios y San Miguel, donde vendía chicharrón un viejecito al que todos en León conocían como «Don Deme», cuyo nombre era Demetrio Nájera.

Este hombre tenía la tradición de freír duros, que en realidad no son chicharrones, aunque también son de cerdo y están fritos en manteca. La diferencia es que el duro no tiene carnosidad, ni pellejitos, ni gorditos, es el puro duro.

Pues bien, don Deme vendía duritos con una salsa bien picosa, así no’mas, una salsa de jitomate y cebolla picados, a la que le agregaba agua y chile de árbol molido. También a veces le molía de esos chilitos «cola de rata», ay en verdad que picaba y sentías que se te hinchaba la lengua…recuerda don Paco, quien continúa con su relato: Allá íbamos Jorge «El Perico», Alberto «La Quintonilla» y Juan. Llevábamos tequila y refrescos y no se a quien un día se le ocurrió comprar bolillos en el tendejón de cerca para aminorar un poco lo picoso de la salsa. Echar vino se convirtió en todo un ritual  pues le dábamos la mordida al durito y luego le comíamos un poco al bolillo. Como cuando el das el trago al tequila y luego te enjuagas con refresco. Dicen que el que sí era cuchicapejo, alcabroto y redonpedro, era mi padrino don Chucho, pues le daba el trago al tequila y luego se enjuagaba con un buen buche de cerveza y, volviendo al relato, dijo don Paco: sin darso cuenta empezamos a pedir el durito con salsa dentro del bolillo. Y ya no’más le decíamos a don Deme…»deme uno don Deme».

Mi amigo Juan era re’bueno pa’tragar chile. Nunca estaba conforme con lo picoso y siempre quería más. Incluso se comía a mordidas las «colitas de rata», un chile picosísimo, con el asombro de todos y el disgusto de don Deme, por que decía; me salen más caros los chiles que este re…donpedro se come que las guacamayas que me paga. Juan mientras más «tragaba chile» más duro le echaba al tequila y entonces le daba por hablar como loco.

Un día que me hartó de tanta tontejada que estaba diciendo, y enchilado igual que él que hasta me zumbaron los oídos, sin pensarlo le grité: ¡YA CÁLLATE REDONPEDRO, PARECES GUACAMAYA! De ahí en adelante comenzamos a decir entre nosotros; nos vemos en las guacamayas, y como íbamos invitando a distintos cuates, de allí se fue propagando el nombre… y como nos veían haciendo tortas de duro con nuestros bolillos, pos’ la gente empezó a pedirle al durero «deme una guacamaya don Deme»

Ahora, comenta don Paco, ya casi nunca como guacamayas; me hartaron. Además como que ya no son como antes, ya no hay ni qué ponerles; dicen que en Guanajuato, hasta huevo cocido le ponen, y eso, quién sabe que será pero ya no son guacamayas. Las verdaderas, las auténticas sólo llevan bolillo, durito de puerco, salsa, un chorrito de limón, nada más…ahora, para que esté completa la tradición, pues échese unsted un buche de tequila.

En la ciudad de Guanajuato, la evolución de esta suculenta torta, agarró un camino un poco distinto gracias a Miguel Chía, mejor conocido como el «Don», que lleva muchos años vendiendo sus guacamayas a un costado de TELMEX.

Él nos platica que fue durante una Cuaresma por el año de 1990, en que se le ocurrió llevar en su canasta, además del duro, unos aguacates, queso y huevo cocido. Ya que muchos de sus comensales se negaban a comer el duro por mantener la vigilia impuesta por su religión para esas fechas. «Algunos clientes me comenzaron a pedir que les pusiera aguacae y hasta un huevo a su guacamaya y, pues yo se los ponía.

Un día probé una de esas y me gustó, así es que ya pasada la Cuaresma seguí llevando de todo y la gente se fue acostumbrando. Lo que nunca entendí fue por qué nunca me pidieron que les echara queso. Pero así es la gente, uno nunca sabe. Nos dijo el Don.

Información de

http://www.vdeviajera.com/

Y las mejores  están con DON JAVIER, checa el video;

Y aquí la GUACAMAYA CON VIAGRA que esta degustando un buen colega;

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MUY SABROSAS LAS GUACAMAYAS, gracias por la hospitalidad; LEON.

Y no es ninguna AVE la que nos comemos, como por ahí ya me reclamaban.

Miguel Chamlaty

www.anafinet.org/online

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