La red y las palomas.

por chamlaty

Un bonito día de verano, un grupo de palomas decidieron ponerse a volar para buscar comida. Volaron durante mucho tiempo, pasando por encima de ciudades y pueblos, hasta que llegaron a un gran prado verde.

– ¡Mirad ahí! Hay algunos granos para comer entre la hierba- gritó la paloma más joven-. Estoy hambrienta y cansada de volar. Dejemos de buscar y bajemos a comer-. Y empezó a batir las alas para descender hasta el suelo.

– ¡Espera!-, gritó la líder de la bandada de pájaros-. Podría ser una trampa. ¿Porqué debería haber granos en una zona tan aislada?

– ¡No seas tan desconfiada! Se le deben haber caído a alguien que pasaba por aquí-. Dijo otra de las palomas.

– No perdamos más el tiempo. ¡Yo también tengo hambre!-, añadió una tercera paloma.

– Está bien. Si todas insisten y tienen tanta hambre que no les importa arriesgar la vida, iremos a comer – dijo la que los guiaba.

Así que las palomas decidieron bajar hasta el suelo y empezaron a comer. Después del largo y cansado viaje, la comida les parecía deliciosa.

Pero, de pronto, una red cayó sobre las palomas y quedaron atrapadas. – ¡Es una trampa! ¡Socorro!-, gritaban todas con mucho miedo.

– Ya les dije que debíamos ir con cuidado-, dijo la líder-. Pero de todas formas, tranquilos. Podemos liberarnos, pero debemos estar unidas.

– ¿Cómo podemos salir de aquí? ¡Explícanos qué debemos hacer!- Gritaban mientras intentaban escapar muy asustadas, saltando cada una por su lado.

– Dejadme pensar un momento. Tengo una idea- dijo la líder de pronto-.

Debemos actuar todas a la vez. Ponernos a volar juntas y llevar la red con nosotras. ¡Recuerden que debemos estar unidas!

Cada paloma cogió una parte de la red con su pico y, todas juntas, empezaron a batir las alas para despegar. El cazador se quedó atónito ante la visión de las palomas volando con la red. Empezó a correr detrás de las palomas, esperando que cayesen. Pero cuando le vieron, las palomas volaron todavía más alto, hasta que se posaron en la cima de una pequeña montaña. El cazador intentó escalarla, pero pronto se cansó y decidió dejar ir a sus presas.

-Ahora debemos volar hacia el río-, dijo el líder.
– ¡Pero estoy muy cansada!- exclamó la paloma más joven- ¡No puedo volar más!
– No te preocupes, yo te ayudaré. Los fuertes deben ayudar a los débiles.

Pronto seré yo quien sea viejo y débil, mientras que tú habrás crecido y serás fuerte. Entonces tu me ayudarás a mi porqué dependeré de tu fuerza. Ahora acércate a mí, que con mi fuerza podré llevarte en esta red.

Y volaron hasta la orilla del río, donde la líder de las palomas llamó a su amigo el ratón y le contó lo que les había pasado.

– Querido ratón, estamos aquí atrapados por culpa de un malvado cazador. Solo tú puedes salvarnos y liberarnos de esta red- rogó la paloma jefe.

Entonces el ratón las quiso ayudar y empezó a roer la red para liberar a la líder, que se quejó – No, no me liberes a mi primero. Esta pequeña paloma está muy débil y cansada, libérala antes. Después libera a los demás antes que a mí. Yo soy la líder, por lo que debo cuidar de todas y ser la última.

El ratón cortó la red con sus afilados dientes y liberó a todas las palomas. Por último también liberó a su líder. Todas dieron las gracias al ratón y se fueron volando hacia su casa. Mientras volaban la pequeña paloma dijo:

– Nuestro líder es mayor pero sabia. Su sabiduría es lo que nos ha salvado hoy.
– No, pequeño. Ha sido vuestra unión lo que nos ha dado fuerza y ha permitido salvarnos-, replicó la paloma líder.- La unión es lo que nos da la mayor fuerza.

Y de esta manera las palomas pudieron volver a su casa tranquilamente con sus familias.

 

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