Mixquic, Ciudad de México.

por chamlaty

San Andrés Míxquic es uno de los siete pueblos originarios de la delegación Tláhuac, en la Ciudad de México. Se encuentra en el extremo sudoriental de esa demarcación, en una zona que antiguamente fue una isla rodeada por el lago de Chalco, actualmente desecado y del que quedan únicamente algunos canales. Míxquic es un pueblo que forma parte del polígono de la zona chinampera declarada como Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO. Cada año, durante las festividades del Día de Muertos, Míxquic recibe a miles de turistas mexicanos y extranjeros.

Míxquic proviene de la etimología nahuatl “mizquitl” que significa mezquite y de la posposición “c” que funge como locativo el cual se traduce como “en el”, que en conjunto el significado de Mixquic se traduce del náhuatl al español como “En el mezquite” o “Lugar de mezquites”.

Mixquic se fundó en tiempos prehispánicos en un islote dentro del Lago de chalco. Desde entonces tuvo como únicas vías de comunicación caminos lacustres denominados acalotli.

Los mixquicas fueron una de las civilizaciones en desarrollar y perfeccionar la agricultura chinampera, con lo cual llegaron a ser un productor pujante en la región. Fue en 1895 cuando, a raíz de un decreto del General Díaz, se iniciaron las obras de desecación del Lago de Chalco. Pero fue hasta 1949 cuando el pueblo perdió sus cuerpos lacustres. Sin embargo la herencia de la cultura lacustre no ha sido extirpada del todo, pervive en la agricultura chinampera, gastronomía, vocabulario y en el paisaje.

El primer momento de la evangelización en Mixquic estuvo a cargo de frailes franciscanos; quienes, sobre las ruinas del antiguo teocalli, iniciaron la construcción del templo dedicado a San Andrés Apóstol y su convento. Posteriormente, en 1537 la obra fue continuada por frailes agustinos; pero a principios del siglo XVII se derrumba quedando en pie únicamente la torre campanario y la portería del convento. En 1620 se reinició la construcción concluyéndola después de 1810.

La fachada de este templo es sobria, destacan cinco nichos y un rosetón como ventana. La planta es basilical con tres naves, cerrada con bóvedas de arista decorada con hoja de oro sobre yeso. Se tiene conocimiento que los flamantes artistas Francisco Morales y Simón de Pereyns trabajaron en el retablo de Mixquic.

Finalmente, durante los siglos mencionados, los mixquicas contribuyeron con mano de obra en la edificación de la Catedral de México.

En Míxquic, los eventos relacionados con el Día de Muertos comprenden exhibiciones de danza y teatro, conciertos al aire libre y en el interior del templo de San Andrés Apóstol, proyecciones de cine, al igual que se lleva a cabo el juego de pelota prehispánico, así como recorridos en canoa por los canales de chinamperias, y una gran vendimia popular en las calles del pueblo. En las casas de los habitantes y en los edificios públicos del lugar se montan ofrendas dedicadas a la memoria de los difuntos, que están compuestos de diversas frutas, alimentos, papel picado, cempasúchil y otras flores, pan de muerto, calaveritas de azúcar, velas y otros elementos que son tradicionales de estas devociones. En toda la delegación se observa la misma tradición, que se comparte con los pueblos de Milpa Alta (particularmente San Antonio Tecómitl) y con San Lorenzo Tezonco, en Iztapalapa. En los pueblos de San Nicolás Tetelco y San Juan Ixtayopan se confeccionan tapetes de aserrín para acompañar las ofrendas.

A partir del 31 de octubre comienzan las festividades en este poblado con tantas costumbres y colores. Cuenta con teatro, música, exposiciones, danza, diferentes tipos de comida y exhibiciones de ofrendas.

En el primer día (31 de octubre) se pone la mesa para el altar de muertos, con un mantel, candeleros negros o blancos y velas.

El segundo día (1 de noviembre) suenan las campañas a las 12:00 del día, las cuales anuncian la llegada de las animas de los niños y adultos.

En los altares nunca deben de faltar sal (para el alimento), agua (para la sed), veladoras (para alumbrar el camino), y por último, flor de cempasúchitl para adornar. La ofrenda se complementa con fruta, hojaldras, y en el caso de los niños, las figuritas de los escuincles (perros) que guiarán sus almas por el inframundo. Flores blancas que representan la pureza de los niños y amarillas que iluminan a los adultos para que no se pierdan en el camino.

En el tercer día (2 de noviembre) se realiza la famosa “Alumbrada” en el panteón, donde se rinde homenaje a los muertos que dejaron un recuerdo en este mundo. A partir de las siete de la noche la gente llega a las tumbas decoradas con flores y encienden cirios. El panteón se llena de luz para mostrarle el camino a los muertos. En medio del panteón se encuentra el Templo de San Andrés, el cual cuenta con un retablo y un techo que vale la pena conocer.

Por último el día (3 de noviembre) los vecinos van de casa en casa intercambiando fruta, pan y comida, con lo que se da como concluida la festividad de día de los muertos.
 

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