La verdad es poderosa y prevalece.

por chamlaty

    Cuando Darío fue coronado rey de Persia, celebró un gran festín para todos sus súbditos en ciento veintisiete provincias.

    Cuando terminó la celebración, Darío fue a su palacio y se durmió, pero pronto lo despertó la conversación de tres jóvenes que montaban guardia junto a su alcoba.

    Discutían acerca de cuál era la cosa más fuerte del mundo, y en su entusiasmo hablaban en voz tan alta que despertaron al rey. Pero él, en vez de decirles que se callaran, escuchó la discusión. Estaban diciendo:

    -Que cada cual escriba una frase diciendo qué consideraba más fuerte, y la ponga bajo la almohada del rey. Por la mañana él y los tres príncipes de Persia decidirán cuál es la frase más sabia. El ganador obtendrá grandes regalos por su victoria.

    Actuaron como habían convenido.

    El primero escribió: “Lo más fuerte es el vino”.

    El segundo escribió: “Nadie es más fuerte que el rey”.

    El tercero escribió: “La verdad siempre prevalece”.

    Pusieron estas notas bajo la almohada del rey. Al día siguiente el rey se sentó en la sala del juicio con todos los príncipes y gobernadores de provincias en torno, y ordenó que los tres jóvenes fueran convocados para justificar sus opiniones.

    El que pensaba que el vino era la cosa más fuerte se levantó y dijo:

    -¡Qué fuerte es el vino! Pone en ridículo aun  a los hombres más grandes. El rey más poderoso y el niño más ignorante son iguales cuando están bajo su poder. Los tristes se alegran, y aun los más pobres se sienten ricos. Su charla se inflama, su memoria se opaca, y lo mismo da que se amen o riñan bajo su efecto, porque después se olvidan de todo. Si el vino puede lograr esto, ¿no es la cosa más fuerte del mundo?

    Luego el segundo defendió su creencia de que el rey era lo más fuerte, con estas palabras:

    -Poderoso es el rey por encima de todo. Si ordena que los hombres vayan a la guerra, le obedecen. Cruzan comarcas y montañas, abaten murallas y atacan las torres y, cuando han conquistado un país, llevan los despojos al rey. Asimismo, cuando el labriego cosecha los frutos de la tierra que ha arado, paga gran parte al rey como tributo. El rey es un solo hombre, pero cuando ordena que alguien sea ejecutado, se hace. Cuando ordena que otros sean perdonados, se salvan. Así todo su pueblo le obedece, y él actúa a su antojo. Oh jueces, ¿acaso esto no prueba que el rey es el más poderoso?

    Entonces habló el tercer joven, que se llamaba Zorobabel.

    -Oh rey, grande es la virtud, y más fuerte que todas las cosas. El vino es inicuo, el rey es inicuo, todos los hijos de los hombres son inicuos, y perecerán. Pero la verdad dura para siempre. Es siempre fuerte, nunca muere y nunca es derrotada. Sin verdad no hay respeto por las personas, y no se la puede sobornar. Hace cosas justas. Ella es la fortaleza, el reino, el poder y la majestuosidad de todas las épocas. Bendito sea el Dios de la verdad.

 Con estas palabras concluyó, y la gente prorrumpió en un gran grito:

    -Grande es la verdad, y poderosa por encima de todo lo demás.

    Entonces el rey dijo:

    -Pide lo que quieras. Tú eres el más sabio.

    -Y el joven dijo:

    -¿Recuerdas tu promesa de construir Jerusalén el día en que subieras al trono? Has jurado reconstruir nuestro templo y ahora, oh, rey, deseo que te mantengas fiel a la verdad, y cumplas la promesa que hiciste ante el Rey del Cielo.

    Entonces el rey lo besó, y lo envió con regocijo a Jerusalén. Y el joven volvió su rostro al cielo, y le rezó a Jehová, diciendo:

    -De ti viene la victoria, de ti viene la sabiduría. Tuya es la gloria, y yo soy tu siervo.

    Así, gracias a la sabiduría del joven Zorobabel, el rey de Persia fue persuadido de reconstruir Jerusalén.

    La  Biblia. Versión de Ella Lyman Cabot.

    Wiliam J. Bennett. El libro de las virtudes. Vergara.

 

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