Arcaísmos del lenguaje judicial

por chamlaty

 viejo

por carlossotom

La manera en que se redactan los escritos, para bien o para mal, va evolucionando. La Real Academia Española, poco a poco, adecua el español moderno por la evolución del lenguaje (por ejemplo, aceptando términos como tuitear); también se ajusta a la forma en que la mayoría utiliza el lenguaje (verbigracia, al desaparecer la tilde en palabras como “sólo”).

Me parece que esa evolución ha sido detenida en los escritos judiciales (llámense acuerdos, interlocutorias o sentencias). Quienes provenimos de carrera judicial aprendemos a redactar emulando los precedentes en la materia (la utilización de los famosos “machotes” o formatos).

Cuando empecé a trabajar en un Juzgado de Distrito (1993) el uso de las computadoras no era algo común en el Poder Judicial Federal. El juzgado al que estaba adscrito solo tenía 2 computadoras para todo el personal (aproximadamente 40 personas). Por lo tanto, la mayoría de los acuerdos se hacían en máquina de escribir.

Una de las primeras cosas que te decía la persona que te iba enseñando era que debías de tener tu propio “machotario”, una especie de cuaderno donde ibas cosiendo los acuerdos que te aprobaban para que los utilizaras de formato en posteriores ocasiones.

Con el tiempo el “machotario” iba creciendo y ahí ibas acumulando (de manera impresa) tu conocimiento. Ya tenías machotes (formatos) de admisiones, suspensiones penales, civiles y laborales, acuerdos de expedición de copias, admisión de pruebas, etcétera.

Algo que siempre me llamó la atención era que los machotes tenían fórmulas sacramentales que debían utilizarse siempre. Por ejemplo, siempre se iniciaba el acuerdo con la leyenda “Agréguese a sus autos …” ¿Una promoción, un informe o escrito se  podía agregar a otros autos? ¿El escrito que va dirigido al juicio 2/2013 se puede agregar en el 89/2013? La respuesta evidente es que no. Pero siempre agregamos a sus autos todos los  escritos, ya que así nos lo enseñaron y se nos dijo, de manera dogmática, que así se ha hecho siempre.

Otras frases vacías de significado y alcance jurídico alguno son aquellas donde decimos “Agréguese para que obre como corresponda” o “… para los efectos legales que haya a lugar“. De nuevo hay que preguntarnos ¿Cuáles son esos efectos legales? ¿Cómo debe de corresponder? De nuevo, así se nos enseñó a emitir acuerdos, y venimos repitiendo los mismos vicios desde siempre.

Creo que debemos de cambiar todas esas cuestiones que hacemos por simple repetición, simplificando el lenguaje escrito en los escritos judiciales, de manera que puedan ser entendidos por el justiciable, no solo por su abogado. El hecho de que las cosas se hayan redactado siempre de alguna manera, no significa, por esa sola razón, que esté bien hecha.

Sigue a http://reflexionesjuridicas.com/

Te podría interesar