Un millonario da una fiesta en una de sus mansiones y, en determinado momento pide que la música pare y dice, mirando al lago artificial donde cría cocodrilos de la jungla jarocha.
Quien se tire al lago, consiga atravesarlo y salga del otro lado ganará mis autos, mis aviones y mis mansiones.
En ese momento, alguien salta al agua…
La escena es impresionante. Lucha intensa…, el intrépido se defiende como puede, sostiene la boca de los cocodrilos con pies y manos, tuerce la cola de los reptiles….
Mucha violencia y emoción. Era una escena increíble!
Después de algunos minutos de terror y pánico, sale el valiente hombre, al otro lado, con la piel razgada, lleno de arañones, hematomas y casi desnudo.
El millonario se aproxima, lo felicita y le pregunta:
– ¿Dónde quiere que le entregue los autos y los aviones?
-Gracias, pero no quiero sus autos ni sus aviones.
-¿Y las mansiones?
Tengo una hermosa casa, no preciso de las suyas. Puede quedarse con ellas. No quiero nada que sea suyo.
Impresionado, el millonario pregunta:
– Pero si Ud. no quiere nada de lo que ofrecí, entonces ¿qué quiere?
Y el hombre responde irritado:
– ¡Encontrar al hijo de la Chingada que me empujó al lago!
Moraleja
Somos capaces de realizar muchas cosas que, a veces, nosotros mismos no creemos.
Basta un empujoncito.
Y por supuesto muchas de las veces;
Un hijo de la Chingada,
es útil en nuestra vida.
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